Se plantea entre otras cuestiones, el uso de detectores de metales y su prohibición y sanción, o la regulación específica de la lectura de la estratigrafía muraría como actividad arqueológica.
Se debe indicar que, en las zonas arqueológicas y en los yacimientos inventariados, (y en el futuro, según lo que recoge el anteproyecto de ley, en los yacimientos incluidos en el Censo del patrimonio cultural) cualquier actividad requiere de una autorización administrativa dentro de las actividades arqueológicas reguladas. A tal efecto, debe solicitarse al amparo de un proyecto específico dirigido por técnico competente. Lo mismo que la realización de búsqueda de restos arqueológicos, considerándose como una actividad de Prospección que requiere, igualmente, autorización administrativa, precisando igualmente la presentación de un proyecto/propuesta redactado y dirigido por técnico competente. En ambos casos, el uso de aparato detector de metales sin la oportuna autorización podrá considerarse actividad arqueológica ilegal o expolio al patrimonio cultural, con el agravante de utilización de tales aparatos.
Fuera de los sitios arqueológicos, la utilización de estos aparatos no está regulada por la normativa de patrimonio cultural, por tanto a efectos del ámbito de patrimonio cultural su utilización no requiere ningún tipo de autorización, si bien, en tales supuestos será de aplicación la regulación general que determina que si en el desarrollo de cualquier tipo de actividad en el territorio de la Comunidad se produjera el hallazgo de un objeto arqueológico (integrante por tanto del patrimonio cultural) se entenderá como un hallazgo casual, debiendo parar toda actividad en el lugar y comunicar el hallazgo a la administración competente. En caso contrario se podrá considerar como una excavación ilegal con el agravante del uso de aparatos de tales características.
Por todo ello, el anteproyecto regula las actividades que se desarrollan en espacios que detentan valores propios del patrimonio cultural. Por ello no se restringe —ni tiene capacidad para ello- la venta y uso de aparatos que tienen otros fines distintos a estos que preocupan al colectivo arqueológico.
Respecto a las denominadas "lecturas murarías" debe decirse que no se trata de una actividad reglada ni uniforme. Es una técnica de registro y estudio, principalmente de actuaciones sobre paramentos verticales que permite interpretar la evolución y sucesión de modificaciones que hayan dejado rastro. No es extraño defender dicha actuación como propia de la arqueología con el argumento de que se sustenta, en buena medida, en identificar esa superposición e interacción de elementos mediante el registro estratigráfico, común y habitual de la metodología arqueológica. Pero no puede olvidarse que dicho método estratigráfico es utilizado igualmente por los geólogos (por ejemplo para estudiar la secuencia de los estratos) o los restauradores (para las capas de pintura o las fases/productos de preparación y/o protección del soporte o de la obra). En su origen, la lectura muraría edilicia se realizó por equipos multidisciplinares de arquitectos, arqueólogos, historiadores y restauradores, a los que en determinados momentos, dependiendo de la tipología de los restos analizados fue conveniente la suma de ingenieros civiles u otros especialistas. Todos estos colectivos participan o pueden participar en este tipo de estudios, y su mayor o menor protagonismo vendrá determinado por la tipología del bien y las características de los restos. De ser imprescindible la presencia de alguno de estos colectivos, nos atreveríamos a señalar el protagonismo de los restauradores que también realizan catas de prospección para indagar sobre las capas que cubren los muros.
Por tanto, este tipo de estudios no constituye una actividad arqueológica autónoma que precise una autorización específica ni, consiguientemente, su control por lo que no requiere ni de su inclusión en el mencionado artículo que regula estas actividades ni una autorización específica.
Los furtivos ya lo son con la ley actual. Y si van a ir de furtivos seguirán como si nada. No por crear leyes mas restrictivas van a dejar de hacerlo. Pero mejor lo explica el comentario del 25 de diciembre de 2020.
Y tal como comenta Javier a 22 de diciembre de 2020 15:07h no tiene ningún sentido que existiendo muchos ámbitos profesionales y de investigación en los que se usan los detectores de metales se limite la autorización de su uso a arqueólogos. Es como si se prohibiera utilizar una espátula a todo aquel que no sea albañil, o una sierra mecánica a todo aquél que no sea talador o jardinero profesional.
Hay mucha gente que trata de realizar su afición de forma correcta y de acuerdo a las normas. Pero las formas como las de este anteproyecto de ley no están más que prohibiendo e ilegalizando en vez de legislando una reglamentación adecuada (fácil de entender, accesible y de seguir; Así como de hacer cumplir por las fuerzas del orden). Con lo cual se limitan sin razón (cuando pueden ser reguladas) cada vez más las actividades libres de ser realizadas, y se induce en mayor furtividad y daños mayores, desbordando las capacidades de las autoridades.
Si por el contrario se imitara el ejemplo de otros países como Inglaterra, en donde la colaboración entre administraciones y ciudadanía por medio de los colectivos de aficionados ha dado numerosos frutos en forma de descubrimientos que de otra forma no se hubiesen realizado, o incluso se habrían dañado / perdido para siempre